Autoría: Raquel Rolnik
Traducción de Ana Laura Granero.
A inicios de los noventa, el Banco Mundial anunciaba un giro en el campo de su política habitacional. El nuevo modelo implicaba la renuncia de los gobiernos a su papel de proveedores de vivienda de costo accesible, para convertirse en facilitadores de la iniciativa privada. Fue el fin de una época, especialmente en América Latina. La vivienda dejó de ser considerada un bien social, un medio para construir una sociedad más justa, y se inauguró la época de la mercantilización de la vivienda, marcada por el choque dramático entre los derechos y el afán de lucro.